Bimba y Lola vende racismo

Son la concreción de la imagen tutifruti que se tiene de la mujer negra.

Aurèlia Puigdomènech se ha encontrado, paseando por la Diagonal de Barcelona, que el escaparate de Bimba y Lola expone un set de bisutería con los tópicos más racistas sobre la mujer negra. Puigdomènech se pregunta: ¿Quiénes son estas mujeres en bikini, con turbante y falda a tiras? Son la concreción de la imagen tutifruti que se tiene de la mujer negra.

L'aparador de Bimba y Lola

Mi primer paseo por la renovada Diagonal ha quedado marcado por el racimo del escaparate de Bimba y Lola. Allí hay un set de bisutería que me dejó desconcertada.

Se trata de unos pendientes y un collar en los que se usa la figura de la mujer negra más estereotípica. Lo primero que me escandalizó (¿era acaso posible que aún hoy en día alguien usara tal imagen?) fueron los pendientes. Estos muestran dos mujeres negras sacadas del estereotipo exótico más racista. ¿Qué hacen? ¿Bailan? ¿Quiénes son esas mujeres en biquini, con turbante y con falda a tiras? Son la concreción de la imagen tutifruti que se tiene de la mujer negra. Sólo hace falta ver la vestimenta inconcreta que les han dado: podrían ser de cualquier lugar según el imaginario racista occidental que hemos mamado des de los tiempos del colonialismo. Y en consternación me preguntaba: ¿Qué espera Bimba y Lola? ¿Qué las mujeres negras de España abracen ese estereotipo y lo exhiban? O aún peor, ¿qué las mujeres blancas se apropien de la imagen exótica de la mujer negra para enmarcar su propia belleza? Esa belleza blanca que des de Occidente hemos impuesto como canon universal. La blancura es belleza. Tan solo hace falta recordar la gran industria de las cremas (para la piel) blanqueadoras. La que no es blanca se puede hacer menos negra con tal de embellecerse. O el documental Good Hair de Jeff Stilson (2009), dónde se muestra hasta qué punto las negras de los Estados Unidos quieren deshacerse de su cabello africano para lucir el “buen pelo” europeo. Y si bien los blancos quieren presumir de morenos, se trata de una coloración pasajera. Es la norma de la gota de sangre: una sola gota de sangre no blanca te convierte en negro. Y la negra no puede jugar a ser blanca como la blanca puede jugar a ser morena. Los pendientes de Bimba y Lola son de una gran perversidad. La mujer blanca se decora con la otra (que es negra y por ello ni tan bella ni elegante) y se embellece a través del contraste.

Pero el horror vino cuando vi el collar. Dos mujeres que con sus manos sujetan los eslabones del cierre y a cuyos pies se encuentra la parte central transparente del collar. ¡Menuda comodificación de la mujer negra! ¿Por dónde empezar? Esas mujeres solo visten unas cintas doradas que les cubren los pechos, dejando a la vista el resto de sus cuerpos. Esta desnudez muestra la hipersexualización a la que históricamente se ha sometido a la mujer negra. Peor aún, esas mujeres están literalmente sujetando una cadena. ¿Cómo se les escapó a Bimba y Lola la referencia al esclavismo cuando crearon el collar? Esas mujeres están atadas y desnudas, en una posición de vulnerabilidad absoluta. No puedo evitar pensar en 12 Años de Esclavitud de Steve McQueen (2013), cuando el señor Epps (Michael Fassbender) azota a Patsey (Lupita Nyong’o), que está desnuda y atada a un poste. Éste es sólo un ejemplo de miles, que incluyen las innumerables violaciones y abusos sexuales a los que se sometía a las esclavas. ¿Es que en Bimba y Lola no se percataron de la perversidad de tener a dos mujeres negras sexualizadas y sometidas cercando el cuello de una mujer blanca? Y no nos engañemos, Bimba y Lola vende a mujeres blancas. Si no, ¿cómo se explica que en su página web y en sus campañas publicitarias no aparece ni una sola mujer que no sea blanca? Pero el detalle más retorcido de todos, que no me puedo sacar de la cabeza, es que esas mujeres no tienen pies. Les han convertido los pies en eslabones que las unen a una gran piedra, pesada, inmovilizadora. No solo están atadas con cadenas, vulnerables y expuestas sexualmente; ni siquiera pueden correr, huir. No pueden ni imaginarlo: no tienen pies.

Es inaceptable que una firma internacionalmente reconocida como es Bimba y Lola, recurra a tal exotización y objetificación. Sólo me queda llamar a las cosas por su nombre. Están vendiendo racismo.

Podéis leer aquí la versión en catalán.

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